Inundación de 1888; un acontecimiento que dejo huella

La noche del 18 de junio de 1888 y la madrugada del 19, fueron momentos de angustia y preocupación para los leoneses, pues fue cuando tuvo lugar una terrible inundación que tuvo consecuencias desastrosas para toda la ciudad.

Para poder dimensionar el impacto que tuvo dicha inundación, hay que entender como era nuestra ciudad en aquella época. Para el año de 1888, León ya era una villa más establecida pues contaba con una población cerca de 100,000 habitantes, siendo no sólo la cabecera de distrito más importante del Estado de Guanajuato, sino la segunda ciudad de la República Mexicana por su población, amplitud superficial e industria avanzada.

Sus habitantes se distinguían por la fabricación de rebozos, objetos de talabartería, sombreros de palma, zapatos y naipes, por mencionar algunos, de tal manera que eran consumidas en casi todos los mercados de la República.
esquina del hormiguero

¿Cuándo comenzó a acumularse el agua?

La inundación no fue causada por una simple lluvia, si no que fue el acumulativo del agua de constantes lluvias que comenzaron a caer sin interrupciones desde el día 6 de junio, estamos hablando de agua que se estuvo almacenando por ¡12 días sin parar! Las lluvias constantes y el exceso de agua, hizo que el río pronto fuera incapaz de contener mayor cantidad de agua.

Fue hasta la noche de 18 de junio que se desato una terrible tormenta en los cerros que forman la colina de la hacienda de barrilla, arrojando dentro de la ciudad inmensos torrentes de agua. De los cerros descendían con gran velocidad inmensos arroyos de agua que el río ya no podía contener. La lluvia comenzó a las 6:00 pm y 3 horas más tarde, el río ya estaba desbordándose, de modo que a las 11:00 pm el agua había invadido la ciudad a tal grado que en las calles más altas subía el agua hasta un metro de altura.

El cielo negro, los relámpagos y truenos aterradores invadieron las calles, destruyendo los cimientos de varias casas que fueron derrumbadas de manera espantosa. Era imposible describir el pánico que dominaba a los habitantes en medio de tantos horrores, se vieron amenazados cruelmente por la muerte.

Consecuencia e impacto en la ciudad

La destrucción se expandía en toda su plenitud por toda la ciudad, se podía sentir la impotencia de los pobladores que huían aterrorizados en busca de un lugar seguro. Los pocos que podían huir lo hacían al subirse a sus azoteas de sus casas o sobre árboles, aunque muchos arboles fueron derrumbados por la fuerza de las corrientes. El agua alcanzó la altura de dos metros y una tan fuerza que en las calles arrastraba burros, vacas y otro tipo de animales. Los derrumbes sucedían sin interrupción; los que no morían aplastados por las ruinas, se ahogaban y eran arrastrados por la corriente.

A las 2:00 am, en plena ciudad, comenzaron a caer muchas casas debido a la fuerza de la corriente, así como a la lluvia que no había cesado un instante. Esto hizo desaparecer el último átomo de serenidad que aún se pudiera conservar.

Las pérdidas que sufrió la ciudad fueron:
– Más de 2,000 casas destruidas que terminaron en escombros.
– 242 cadáveres encontrados.
– 1,400 desaparecidos.
– Más de 5,000 familias terminaron en la miseria
– El comercio perdió 150,000.
– Se perdieron 400,000 de sembrados.

A pesar de los múltiples daños y perdidas, la ciudad volvió a resurgir como la ciudad fénix que nos reconoce, que nos hace sentir orgullosos por la fuerza y unión de nuestra comunidad.

Información obtenida del libro “Inundaciones Graves de León de 1608 a 1998” del archivo histórico municipal de León. Consultar más información aquí