El fin de 4 décadas de conflicto

Los años decisivos que forjaron la paz

La hostilidad y los daños causados por los chichimecas continuaron aumentando conforme el tiempo iba pasando. Para 1585, la pacificación de la frontera había llegado a ser el principal objetivo del gobierno y fue un problema constante que preocupaba a los tres virreyes que gobernaron de 1585 a finales del siglo.

En la pacificación chichimeca existieron dos grandes conflictos principales; uno de ellos fue la Guerra del Mixtón en el que se veían como protagonistas las autoridades de la Nueva Galicia, región occidental de nuestro país, mientras el segundo fue la Guerra Chichimeca que tuvo lugar en la zona de la Gran Chichimeca, localizada entre los actuales estados de Guanajuato, Jalisco y Zacatecas.

 

La llegada de Alonso Manrique de Zúñiga, Marqués de Villamanrique, séptimo virrey de México, el 18 de octubre de 1585, constituyó el principio de una nueva y significativa fase en el conflicto entre los españoles y los chichimecas.

 

A este gran virrey debe darse la mayor parte del crédito de planear y en gran parte llevar a cabo el fin de la “guerra a fuego y a sangre”, además de desarrollar una política básica que garantizo una completa pacificación en la frontera del norte.

 

En menos de 4 años, casi se habían extinguido las llamas de la frontera chichimeca, y el proceso de pacificación estaba demostrando ser útil, humanitaria y capaz de llevar la paz a aquellas tierras. Villamanrique no tardó en observar que el problema chichimeca era el que más cuidado requería de todo el gobierno de la Nueva España; aparte de que, para fines de 1585, los guerreros del norte estaban causando más daño que nunca.

 

El gobierno comprendió que la mayoría de las opiniones acerca de la Guerra del Mixtón estaban dictadas por intereses egoístas y que por lo tanto eran de poco valor, así que decidió no hacer variaciones radicales en cuanto a la guerra hasta poder saber con certeza como estaban las cosas.

Al poco tiempo se confirmó que la mayor causa de la guerra en el país chichimeca eran los soldados españoles que parecían dedicados a lucrar con los esclavos, dando poca o nada de importancia a establecer acuerdos que dieran pie a la paz.

¿Cómo fue que se forjo la paz?

Durante el proceso pacificador hubo cuatro ingredientes principales que hicieron posibles forjar la paz. En primer lugar, tenemos la diplomacia; fue necesaria para atraer a las tribus nómadas al acuerdo de establecerse en paz. El segundo, un intenso esfuerzo misionero que dio cohesión y un objetivo espiritualmente digno de reconocerse.

 

El tercero fue el trasplante de los indios sedentarios a la frontera para poner ejemplo de un modo de vida civilizado y alcanzable para el resto de las tribus y, por último, el abastecimiento de los nómadas y de los colonos sedentarios con los fondos de la real hacienda que fueron parte del proceso gradual de sustitución de los gastos que se habían incurrido al intentar la subyugación militar.

 

Después de cuarenta años de guerra se logró el dominio español del Gran Chichimeca, no por la fuerza, sino mediante una combinación de esfuerzos como la diplomacia, compra y conversión religiosa, factores que ya detallamos con anterioridad.

 

De esta experiencia surgieron varias cosas, tales como:

 

  • El sistema de misiones que tan bien había de servir a España en su expansión por el continente americano.
  • Brotó una mezcla de sangre india, sedentaria y nómada, junto con la variedad europea: la formación, en la mesa central, del pueblo hoy conocido como mexicano.
  • Dieron una importante lección de sabiduría a la administración fronteriza española en el continente que marco el inicio de una nueva era.

Los partidarios de la “guerra a fuego y a sangre” siempre se habían quejado de que las tribus chichimecas no se dejaban persuadir de hacer la paz, porque eran tan nómadas y carentes de dirección que las negociaciones diplomáticas eran imposibles. Además, los guerreros del norte siempre se habían mostrado tendientes a desconocer, todo tratado de paz que se hubiera celebrado con ellos, según su conveniencia, lo cual tenía algo de verdad, sobre todo en el problema de encontrar jefes que tuviesen autoridad para celebrar tratados de paz definitivos.

 

Sin embargo, cuando los españoles llegaron a conocer mejor a sus enemigos, no tuvieron gran dificultad en descubrir cuales eran las tribus importantes, quienes eran los principales jefes y que era lo que más les atraía a cambio de vivir en paz.

 

A mediados de la década de 1580, un buen número de capitanes de la frontera habían entablado negociaciones con varias tribus, y estaba haciéndoles adoptar la vida pacífica.

 

La Guerra del Mixtón había terminado, la política de paz de los españoles había controlado a la mayor parte de los tribeños nómadas del “corredor intermedio” del siglo XVI entre las grandes sierras.

 

La lucha de las fronteras había dejado atrás al gran Chichimeca de años anteriores. Mucho más allá, Nuevo México estaba siendo colonizado, y las tribus de las montañas y las planicies del lejano norte y oeste, que estaban sintiendo la repercusión del avance de los españoles y de los indios sedentarios, empezaban a inquietarse y a mostrarse cada vez más hostiles.

 

El proceso empezaría de nuevo, pero ahora los capitanes y los frailes españoles ya había

aprendido a pacificar guachichiles, zacatecos, pames y guamares: tenían tras ellos medio siglo de experiencia sobre la cual edificar las nuevas fronteras.

 

¿Te gustaría aprender más sobre los años decisivos de la guerra más duradera de Norteamérica? Escucha el segundo episodio de la temporada 1 de Tertulia.

 

Información obtenida y validada por el Archivo Histórico Municipal de León.

 

Bibliografía: Philip W. Powell (1977). La Guerra Chichimeca. México D.F.: Fondo de cultura económica. Consulta más información aquí

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