A mediados del siglo XIX, esta placita cobró importancia al establecerse en su costado norte la garita del Sur -luego
llamada de San Nicolás-, la cual dejó de funcionar en el
ocaso del mismo siglo. El humilde mesón contiguo que le
auxiliaba se mantuvo hasta bien entrado el XX. Las garitas,
cabe decir, servían para el cobro de impuestos, además de
registrar la entrada y salida de personas, animales, vehículos
y mercancías de la ciudad.