La Matanza de León, 2 de enero de 1946

En el corazón de León, el 2 de enero de 1946, una tragedia estremecedora se desató, marcando un capítulo oscuro en la historia mexicana. Todo comenzó con la gestación de la Unión Cívica Leonesa (UCL), una llama encendida por el anhelo de un León mejor en 1945. La ciudad, aún convaleciente de una antigua inundación, anhelaba servicios básicos que la UCL buscaba con fervor cambiar.

Esta agrupación, bautizada irónicamente como “Unos Cuantos Locos” por sus detractores, se erigió como un faro de esperanza. León, con más de 100,000 pobladores, clamaba por cambios. La UCL, transformada en partido político, unió fuerzas con la Unión Nacional Sinarquista (UNS) y el Partido Acción Nacional (PAN), presentando a Carlos A. Obregón como la voz del cambio en las elecciones de diciembre de 1945.

 

Las elecciones, sin transparencia, desataron una tormenta de controversias cuando ambas partes proclamaron la victoria de sus candidatos. La falta de un árbitro electoral imparcial llevó a la instalación de dos Juntas Computadoras, cada una respaldando a su respectivo candidato. La ciudad se sumió en la incertidumbre, desembocando en la presencia militar.

El 1 de enero de 1946, Ignacio Quiroz asumió la alcaldía, desatando la furia de la UCL. Un mitin en el Parque Hidalgo se convirtió en un grito de protesta contra la imposición. El 2 de enero, la Plaza Principal se llenó con más de cuatro mil corazones inconformes. Rumores de la renuncia del alcalde ilegítimo avivaron la esperanza, pero la intervención militar convirtió la esperanza en tragedia, marcando así la “Matanza de León”.

La respuesta pública fue un eco de dolor y descontento. Un grupo de leoneses, con el alma desgarrada, solicitó la intervención federal. Líderes sinarquistas y personalidades prominentes se enzarzaron en acusaciones, ahondando las heridas de una ciudad herida. Las investigaciones señalaron al Gobernador Ernesto Hidalgo como responsable, provocando la propuesta del Presidente Ávila Camacho de la Desaparición de Poderes en Guanajuato, fundamentada en la defensa de la Soberanía Municipal y la Voluntad Popular.

 

El Senado, con el peso de la tragedia sobre sus hombros, aprobó la medida el 8 de enero, destituyendo a Hidalgo y nombrando a Nicéforo Guerrero como Gobernador Provisional. Los ayuntamientos fueron removidos, reemplazados por Juntas de Administración Civil. Carlos A. Obregón asumió el liderazgo de la Junta en León el 19 de febrero de 1946.

 

Las cifras de víctimas varían, pero la “Matanza de León” dejó un eco de dolor que resonó en cada rincón de la ciudad. En su primer informe, Obregón anunció cambios en la plaza principal de León, un tributo doloroso pero necesario para honrar a aquellos que perdieron la vida. La ciudad, marcada por la tragedia, emprendió un nuevo camino, teñido con el recuerdo imborrable de aquel fatídico día.

Hoy en día, se rinde homenaje a aquellos valientes que se enfrentaron el 2 de enero de 1946 en la Plaza Principal del Centro Histórico mediante actos cívicos dirigidos por las autoridades. Para los habitantes de León, este acontecimiento perdura como un hito que deja una huella imborrable en la memoria colectiva, destacando la idea de que cuando una sociedad se organiza, pueden acontecer eventos positivos en beneficio del bienestar común.



Rodríguez Martínez Héctor Hesiquio. “2 de enero de 1946. 70 Aniversario”. En Archivo Histórico Municipal de León. [Internet]. León, Guanajuato, 2016.

Disponible en https://archivohistorico.leon.gob.mx/acervodigital/R_Tiempos/Tiempos_150.pdf  [fecha de acceso: 21 de diciembre del 2023].